23 may 2017

Las cinco locomotoras y los tres pilares de Santos

Por Jaime Castro Ramírez

Una de las responsabilidad fundamentales de un gobernante para con sus gobernados es cumplirles sus compromisos traducidos en las promesas de gobierno en que incurrió para hacerse elegir, pues desatender esta seria responsabilidad es muy grave porque se convierte en nada más y nada menos que en un calculado engaño al pueblo. Ante un evento de esta naturaleza por supuesto que opera la responsabilidad política, pero quizás en uno de los defectos de la democracia, esto se sabe que termina en un efecto simplemente simbólico y no de trascendencia jurídica condenatoria por el incumplimiento y engaño a sus electores. La condena a un personaje de estos no suele pasar de la crítica de pasillo, y cuando más, se le asigna a ese gobernante o exgobernante la condición de desleal y traidor con el pueblo.

Examinemos las promesas del presidente Santos 2010 - 2014
Para el primer gobierno, empezó con la muy ‘ambiciosa’ bandera identificada con Las insignias de cinco locomotoras insertas en el Plan de Desarrollo “Prosperidad para todos”, las cuales dizque sacarían al país de todas las dificultades. Esas locomotoras santistas eran: 1. El agro. 2. Vivienda. 3. Infraestructura. 4. Innovación. 5. Minería.

De esas locomotoras, unas arrancaron muy lentamente, y tal vez sin saber para dónde iban, y al no saber para dónde iban, pues llegaron a la instancia del descarrilamiento, como ocurrió con la locomotora del agro; y otras locomotoras ni siquiera arrancaron.

1. En el caso del sector agropecuario, los ministros que pasaron por esa cartera sin tener idea de lo que implica manejar el agro, no supieron articular políticas públicas de fomento ni de verdaderos incentivos al trabajador del campo, al agricultor que expone su patrimonio en una inversión cuantiosa y sometida al riesgo que implica producir cosechas en estos tiempos cambiantes. El invento de la “ley de víctimas y restitución de tierras” no pasó de ser un muy oneroso anuncio, y por lo mismo incumplible, pues el asunto era que a cada una de las ochenta mil víctimas que cuantificaron le entregarían un cheque de veinte millones de pesos, lo cual no ocurrió, y respecto a la restitución de tierras ha sido otro fracaso, pues incluso, por falta de garantías y seguridad estatal para los reclamantes, lo que ha ocurrido es el asesinato de personas que empujados por dicha ley han acudido a reclamar sus predios.

2. La locomotora de vivienda, al terminar el primer periodo de gobierno, puntualmente al término del mes de mayo de 2014, la promesa que hizo Santos en 2010 de entregar cien mil viviendas gratis, apenas había cumplido con 22.800

3. Respecto a infraestructura, pasaron los primeros cuatro años de gobierno y esa tal locomotora ni siquiera la prendieron para calentar motores. Lo único que se vio moverse con suficiente dinámica fue la mermelada a congresistas para supuestas obras terciarias pero que tenían la finalidad de aceitar la maquinaria política para las elecciones de reelección presidencial. Habría que agregar que en el segundo periodo de gobierno (enero de 2016), Santos vendió a Isagen, y prometió a los colombianos que ese dinero (6.5 billones de pesos) tenían una destinación específica para las grandes obras de infraestructura. Pues lo que hay que decir año y medio después es que esas grandes obras de infraestructura están paradas, valga mencionar el túnel de la línea, y la ruta del sol que aparte de estar parada, solo se ha ejecutado el 50%, y sin contar el importante tramo Villeta-Guaduas; y además sin hablar del tema ferroviario que no se ve. Razón tiene Anif al afirmar a través de sus estudios que transportar un contenedor en Colombia cuesta US$1.400, mientras que en Perú o Chile vale US$600. En estas condiciones es muy complicado el tema de la competitividad. La pregunta entonces es: ¿dónde está la plata de Isagen, qué camino cogió ese dinero, sería que se convirtió en la mermelada del plebiscito? Santos debe rendirle cuentas a los colombianos.

4- La locomotora de innovación, importante para que haya progreso en el país, tampoco prendió motores, quizás permaneció varada desde 2010 hasta 2014.

5. Por último, la siguiente locomotora, la de minería, fue la única que arrancó normalmente, pues incluso se hizo la reforma a las regalías para incentivar el desarrollo regional, y aunque se haya presentado la circunstancia de que unos ganaron y otros perdieron, se estableció una norma de equidad para las regiones. Sin embargo, este rubro ha tenido un lado muy maluco que es la minería ilegal, causante de graves daños ambientales y generador de violencia.

Promesas para el periodo 2014 - 2018
Aquí aparecen los tres pilares de Santos que conforman su Plan de Desarrollo “Todos por un nuevo País”: 1. País en paz, 2. País con equidad, 3. El país más educado de América Latina.

1. País en paz, es un tema muy discutible. Guillermo Santos Calderón (hermano del presidente Santos) dice en el Tiempo del 22 de mayo de 2017 lo siguiente: “¿Llegó la paz que el gobierno dice? Alguien debe buscar en un diccionario la definición de la palabra paz y corregirla, pues la verdad es que lo que estamos viviendo no es paz. De hecho, peor que antes. Petardos en las ciudades, plan pistola y policías muertos, justicia que pone a asesinos de las Farc en la calle, como el del El Nogal, y paros por todos lados. ¿Esto es paz?”. Lo dicho aquí por Guillermo Santos resume muy bien el actual panorama de orden público en el país, y esto a muy poco tiempo de acabarse este gobierno, y resume muy bien la paradoja que utiliza el presidente Santos con su teoría de lo que llama “Colombia en paz”, paradoja que se convierte en una idea extraña y opuesta a lo que la opinión pública sabe que es la verdadera realidad sobre la paz.

2. País con equidad. Esa cualidad de la equidad que consiste en dar a cada cual lo que se merece, esto no se observa, ni en términos de nivel de vida, ni en términos de justicia, ni en el sentido de una política estatal de trato apropiado respetando las diferencias. Hablar de equidad no ha pasado de la simple intención, pues si no hay obras de infraestructura terminadas que ofrezcan progreso para el país, si no hay masiva inversión en nuevos proyectos productivos empresariales, si solo hay reforma tributaria con efectos casi que confiscatorios, pues simplemente el tema de equidad sigue convertido únicamente en retórica, en márgenes de necesidades insatisfechas, o dicho de otra forma, en márgenes de subdesarrollo enmarcados en pobreza, una justicia parcializada, y donde se persigue a quienes no hacen parte del entorno del gobierno y que piensan diferente, se persigue y se encarcela a opositores. Todo esto configura una grande distancia con el concepto: equidad.

3. Colombia el país más educado de América Latina. Una ambición muy pretensiosa, sin fundamentos reales o racionales, y que quizás raya en una prepotencia innecesaria y sin justificar frente a los países amigos de Latinoamérica. La educación pública en Colombia es ineficiente por la falta de apoyos económico y tecnológico, empezando por decir que a estas alturas, en pleno siglo XXI, no hay bilingüismo en la educación pública, con el agravante de tener profesores mal pagos y que no los capacitan suficientemente, y cuando ellos piden mejoras en la educación, la respuesta del presidente Santos es que no hay plata para atender sus peticiones. A propósito, es válido decir que en la negociación con las Farc, Santos a ellos no les negó ninguna de sus exigencias, las cuales valen muchísimo dinero. De los 72 países evaluados en diciembre de 2016 en el Programa para la Evaluación de los Alumnos (pruebas PISA), Colombia obtuvo los siguientes resultados: en ciencia puesto 57, matemáticas puesto 61, y en lectura puesto 54. Advirtiendo que en los resultados en América Latina, a Colombia la superaron, en ciencia: Argentina, Chile, Uruguay, y Costa rica; en matemáticas: Argentina, Chile, Uruguay, México y Costa Rica; y en lectura: Argentina, Chile, Uruguay, y Costa Rica. En estas pruebas solo fueron evaluados estos tres conceptos citados.

La conclusión sería que a nivel del gobierno se habla más de la cuenta, y se promete mucho sabiendo que no pasa de ser simple retórica, y se incurre entonces en el engaño.

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