9 ene 2018

El engaño del uribismo

Por @ruiz_senior

Muchas veces he asegurado en Twitter que no creo que el candidato uribista pase a segunda vuelta. La razón de ese aserto es ésta: la negociación de paz es para la mayoría de los probables votantes descontentos ilícita y fue invalidada por el plebiscito. El partido Centro Democrático no opuso resistencia a la implantación ilegal del acuerdo y para no provocar la indignación de sus votantes vive engañándolos continuamente con lloriqueos y bravuconadas que simplemente agravan el lío en que está metido. No sólo los "duquistas" sino todos los militantes y candidatos del CD, pues a fin de cuentas la única seña de identidad clara de ese partido es la adhesión a Uribe, que fue el líder que prometió no revocar los acuerdos y el que impuso a Duque por motivos oscuros, seguramente obligado por agentes externos.

Me llamó la atención que, con ocasión del escándalo porque Uribe llamó "violador de niños" a Samper Ospina, el precandidato Duque se sumara a los acosadores. Eso se puede explicar por sus nexos familiares con los Samper, pero le resultaría altamente inconveniente si Uribe pudiera decidir: podría optar por apoyar por ejemplo a Nieto Loaiza, el preferido de los militantes de su partido más dispuestos a la resistencia contra el régimen. Las sombras de división y descontento se habrían esfumado. ¿Por qué Duque se permitía tanta "independencia"? Porque sabía que Uribe tendría que hacerlo candidato de todos modos. De ahí que ante la evidente perspectiva de éxito de Nieto la dirección del partido renunciara a los procedimientos convencionales (valga el juego de palabras con dos acepciones distintas de "convención") y optara por una patochada en la que sólo la mala fe consustancial a los colombianos permite no ver el interés de burlar la voluntad de los militantes.

¿Qué obliga a Uribe a optar por un candidato impopular entre los suyos y casi indistinguible de los rivales que podrían disputarle el voto, como Vargas Lleras, Pinzón o el mismo Fajardo? No será la genialidad de la economía naranja con la que se descubre el agua tibia (que es mejor crear las patentes que hacer la parte peor pagada del trabajo) y se encuentra el modo de enriquecer a las camarillas de siempre (no otra cosa son las universidades, centros en los que prosperan los mediocres gracias a que la gente cree que basta adquirir títulos profesionales para tener desarrollo. Muchas decenas de millones de titulados al sur del río Grande producen miles de veces menos patentes que pocos millones de japoneses). No, Uribe es un patán (baste recordar la cita absurda de Marx que publicó en su cuenta de Twitter) pero no es tan tonto como para "comprar" esa genialidad. Sencillamente, puede ser rehén del hampa judicial. (Aunque a veces pienso que puede serlo alguien de la camarilla que lo rodea y que lo persuade para que no haga oposición, pues ocurre desde 2010 y puede que aun antes. Puede que la designación de Santos y el intento de seguir en la presidencia, siendo tan previsible la respuesta de la Corte Constitucional, no fueran errores sino parte de un libreto impuesto por alguien.) O puede ser tan ciego en sus cálculos que siempre ha visto imposible frenar el atraco de la paz. Por eso su partido no quería el plebiscito, por estar seguro de perderlo. Ni aludió a la paz en cinco elecciones, para que no lo describieran como causante de la guerra. Tal vez sea ocioso decidir si se trata de indigencia moral e intelectual o de sumisión a un chantaje del hampa, baste con saber que uno está en otra disposición.

De un modo u otro, el CD no representa más que a los que aman a Uribe. Por muchas protestas que manifiesten sobre la complicidad de Santos con el terrorismo, no es posible que ninguna persona honrada no se dé cuenta de que su interés es asimilarse al nuevo orden y no destruirlo.

Todo esto como preludio a una polémica reciente. El candidato Iván Duque publicó una serie de tuits centrados en esa idea de encarnar la oposición a Santos y a las FARC encubriendo la cuestión de la validez del acuerdo (no me gusta nada lo de "trinos" por mucho que lo valore Pérez Reverte y corresponda al tweet del inglés; en español se ha usado trino como la voz de un poeta y también como frase o idea poética, llamar así a las habladurías y eructos de la red de chateo suena a sacrilegio). Los tuits de Duque tienen como elemento común el tag #NoMásConejo y los copio todos para que no se piense que busco malinterpretar al candidato.  

Tanto las sentencias de la Corte como las decisiones del Congreso asumen como lícita la negociación y válida la desobediencia al constituyente primario que dio su mandato en el plebiscito. Aquello en que las FARC piden a Santos que desobedezca es posterior: al invocar la autoridad jurídica de la Corte y el Congreso se tapa el hecho de que ambos son parte de la conjura comunista y cómplices del infame proceso de La Habana. La protesta de Duque engaña, porque no trata de lo esencial.


Estos dos tuits son redundantes, dicen lo mismo que el primero. (Y perdón por insistir en algo que los colombianos nunca quieren entender: ¿por qué no se LO dice el presidente? Es una sola cosa. Si uno va a un pueblo en el que todos se hurgan la nariz en público mientras comen, seguro que encuentra hostilidad, que lo juzgan engreído, fastidioso y antipático por criticarlos. Lo mismo pasa con esa atroz confusión entre el singular y el plural.)

Esto también es grato para el votante descontento con el narcorrégimen. Lástima que esa burla no se intente enmendar sencillamente revocando el acuerdo y renegociando el fin de las FARC. ¿A qué viene quejarse de la burla? A engañar, a hacer creer a la gente que el CD no tomó parte en esa burla y que si ahora se encogen de hombros en gesto de impotencia no es porque son cómplices de esa burla. Dado que el NO fue burlado, lo único sensato es hacerlo valer. Ya se verá cómo no es eso lo que propone el CD.
Otra mentira: ¿cómo no se va a permitir si es precisamente el contenido del acuerdo final? No, no sólo el dinero del narcotráfico y el secuestro y la impunidad total, ojalá, es mucho peor, es el sometimiento del Estado a la banda terrorista, que pasa a formar parte de las fuerzas armadas y a controlar directamente el poder judicial. El "contentillo" al votante pretende ocultar que esa rendición no se pretende enmendar sino que al contrario, se promete no revocarla. 

Los victimarios ya tienen una idea de cómo funciona el Estado de derecho que se les sometió sin resistencia gracias a la traición del partido que supuestamente encarnaba los anhelos de la mayoría. No, señor Duque, si en Colombia no funciona el Estado de derecho es porque la forma correcta de tener poder político es matar gente y traficar con cocaína, como saben bien los narcoterroristas. De hecho, ¿no fue esa constitución un apaño concebido para prohibir la extradición de los capos del tráfico de cocaína y premiar a los sicarios del régimen cubano controlados por el hermano mayor del actual presidente? La alusión a la Constitución, a la Corte y al Congreso, que pretende parecer una protesta contra las pretensiones de los terroristas es en realidad un reconocimiento leguleyo al orden que impusieron. No por tener "instituciones" con esos nombres se tiene una democracia legítima. Bueno, no para mí. Para los uribistas sí.

Éste es el tuit que resume toda la andanada de Duque. Es la respuesta indignada del intérprete de la angustia popular que dice: "Ya no les vamos a dar más". No que se les vaya a quitar lo que ya se les dio, eso no, eso es precisamente lo que significa "Nada hay que negociar ni nada que renegociar". Lo que cuenta es lo que cada persona razona, porque tras la "firmeza" del candidato está esa aceptación. ¿USTED cree que se debe aceptar lo acordado en La Habana pese al triunfo del NO en el plebiscito (es decir, que se debe obedecer al Congreso y a la Corte Constitucional que aprobaron ese "conejo")? Yo no. Los uribistas sí. Ya basta de engaños y estupideces, los enemigos del acuerdo que quieren seguir agradando a los engañados llamándose uribistas o atacando a Duque y no a Uribe incurren en el engaño y a la vez oscurecen el ambiente. No fue Duque quien traicionó a los votantes sino Uribe. No fue Duque quien evitó hablar de la paz en cinco elecciones. Fue su partido. Uribista es el seguidor de Uribe, el uribista que no está con la paz es un engañado o un falso uribista.

¡Tan bonito! El pueblo unido para defender los derechos y libertades ante la exigencia de las FARC de romper el orden democrático. Un momento: ¿cuál es el orden democrático? ¡El que intentan romper las FARC! ¿Es que la indigencia moral de los colombianos es tan monstruosa que aun así no pueden ver que ES EL QUE SIGUE AL ACUERDO? El orden democrático se rompió cuando se empezó a negociar con los criminales en un fraude y en clara violación de la ley. Para los uribistas no, porque sólo buscan acomodarse a ese orden, tan democrático como el Polo Democrático o la antigua República Democrática Alemana.
De nuevo el "orden democrático", que tiene que tener en Santos su defensor. ¿No? Insisto, el público puede ser un montón de canallas, pero ¿hasta qué punto? Si Santos va a defender el orden democrático no será renunciando a su paz. Eso no se lo va a pedir un partido pacifista. Los tuiteros pagados y los fanáticos podrán decir lo que quieran pero la adhesión al acuerdo de La Habana es clara e innegable. (Digo que son pagados no sólo por los rumores, sino por la frivolidad con que dicen cualquier cosa, al que se pone a tuitear por defender sus opiniones le resultaría importante si el acuerdo de La Habana es válido o no, los tuiteros uribistas obran como los viejos vendedores puerta a puerta, "el cliente siempre tiene la razón", al que no le gusta el acuerdo de La Habana se le dice que en realidad no es válido y por eso Duque defiende el Estado de derecho, al que se resigna a aceptarlo se le dice que Duque sólo intenta impedir los excesos. A lo mejor no son pagados sino ilusos que sueñan con nombramientos del nuevo gobierno.)

Pero esa disposición a engañar de los uribistas se hizo más evidente cuando hubo reacciones al tuit en que Duque dice que no hay nada que renegociar;
El sentido es claro, el nieto de Laureano Gómez percibe la tácita aceptación de lo acordado y marca su territorio de oposición a dichos acuerdos y de disposición a defender el resultado del plebiscito. Pero la única esperanza electoral del uribismo es mantener el engaño, hacer creer a la gente que votó no en el plebiscito y no acepta el acuerdo de La Habana que ellos son sus representantes, de modo que no faltaron las reacciones (en las respuestas al tuit de Gómez se pueden ver las contradicciones de los uribistas: unos dicen que el acuerdo ya no se puede echar atrás, otros que echarlo atrás es lo que quiere Duque, la mentira habitual en Colombia, donde ser honrado es deshonroso).

Así responde el senador Ernesto Macías Tovar:
Ahora le toca al lector evaluar, ¿qué es lo que tergiversa Gómez? El recurso de Macías es mencionar a la bancada conservadora, que siempre apoyó a Santos. Falaz: no hay opciones para que un candidato se presente sin el aval de un partido existente, al contrario, se impide crearlos, como le pasó a la lista del general Mendieta. De la conducta de los congresistas godos que apoyaron a Santos, y antes a Uribe, se infiere que lo planteado por Gómez es "tergiversar". Parece mentira tanta mala fe. Pero es el estilo colombiano.

Más elocuente, Rafael Guarín tuitea:

Macías con el estilo declarativo (¿alguien sabe qué es lo que se tergiversa?) y Guarín con la alusión a la "extrema derecha" (que es la idea de que los votos de la gente signifiquen algo) nos dejan ver al CD como otro grupo de lumpen político. Son las mañas de los progresistas de Petro y de los ecologistas (que ya no son los de Íngrid Betancur sino los de Claudia López). Pero conviene detenerse en el tuit. Si uno no "capta" lo obvio, que el acuerdo es la ley, ya es de extrema derecha y no tiene comprensión de lecturas (sic). Aplíqueselo el lector. ¿Le sorprende leer que el acuerdo de La Habana es la ley? Lo señala en otra parte el propio Guarín, pero ¿apoya el lector ese acuerdo? Tal vez haga bien, lo que no es honrado es creer que se está en contra de dicho acuerdo y a favor de una gente que lo considera "la ley".

La "reclusión para responsables de atrocidades" es otra falacia. ¿Qué atrocidad cometió Goebbels? ¿Quiere decirse que Alfredo Molano, Abad Faciolince, Javier Giraldo o Enrique Santos Calderón son inocentes de las atrocidades? Pero, ¿es el problema el del castigo de los excesos de la "guerra" (del "conflicto")? Lo que tiene Colombia en frente es la tiranía del narcoterrorismo y el sometimiento al narcorrégimen de La Habana, eso es lo que significa el acuerdo final que el CD apoya a pesar de que el pueblo lo rechazó. Costará revocarlo, pero no hay otra opción que ésa, o acomodarse, que es lo que hace el uribismo.

En un artículo publicado para defender la actitud de Uribe de aceptación del acuerdo de La Habana (comentado aquí), Guarín señala:
La paradoja es que mientras las FARC consiguieron del gobierno de Santos cambiar el orden jurídico y entrar a jugar dentro de él, sean ahora los extremistas de derecha los que pretendan levantar la bandera de la subversión.
El orden jurídico, el ordenamiento jurídico, el orden constitucional, el orden democrático, da lo mismo como lo llamen, es lo que emana del acuerdo de La Habana a pesar del voto del NO.

Hay personas que de algún modo no comparten el designio de Duque y compañía, es decir, de Uribe, de "modificar" los acuerdos (ahora más bien, según los tuits de Duque, de frenar su expansión). ¿Qué hacen en ese partido? La esposa del césar no sólo debe ser honesta, también debe parecerlo. Si esperan obtener curules gracias a la popularidad de Uribe para después obrar en contra de los acuerdos están engañando a los votantes, y en realidad atándose a un partido cuya traición es más que evidente (como le pasa al excandidato Nieto, que no rechazó el método de elección y ahora quedaría en ridículo abandonando el partido). Al menos que sepan que no merecen nuestro voto porque se entenderá como el voto por un partido del Acuerdo de La Habana.

2 comentarios:

Jorge dijo...

Si se acepta el acuerdo, se acepta el orden democrático que queda después del acuerdo: el orden democrático de las FARC. No es posible estar en contra de la negociación de La Habana y estar en el uribismo. Tratar de extrema derecha a quien esté en contra de las FARC, es un insulto a la inteligencia. Las mañas uribistas ya son las mismas mañas de los comunistas. Ese facilismo con el que tratan de callar al opositor caracteriza a los mediocres que dicen representar a las mayorías, o sea, caracteriza muy bien al uribismo.

Yo entiendo todo lo que ha pasado desde la negociación de La Habana así: los violadores, asesinos y narcotraficantes se sientan con el gobierno para una supuesta negociación (en realidad se sentaron a exigir cualquier cosa). El gobierno en uso de su facultad constitucional de negociar la ley en busca de la "paz" (es así como entiendo lo que dice en la constitución), se sienta a negociar la ley. El gobierno negocia todas las instituciones porque al parecer le conviene; a lo último ya se confunden con las FARC, prácticamente se convierten en lo mismo. El acuerdo que queda entre esas dos partes es rechazado EN SU TOTALIDAD por la ciudadanía, muy a pesar de toda la propaganda en favor de premiar al crimen, miles de millones invertidos en eso. Luego un grupo de canallas dice representar ese rechazo. Piden, o mejor, se arrastran pidiendo que el acuerdo se modifique (después de que el rechazo al acuerdo salió victorioso, se entiende que lo obvio es EXIGIR), cosa que el gobierno/FARC no va a hacer. Después esa gente que "representa" el rechazo, se dedica a lloriquear cual plañidera, lloran después de que NUNCA exigieron nada. Pero la lloradera no es suficiente, luego ponen a un candidato afín al gobierno, un candidato que se pueda acomodar mejor. Por último, el candidato ya no pide modificaciones, lo que hace el candidato es aceptar el acuerdo. Yo pregunto: ¿dónde queda la representación al rechazo? Ya el rechazo se convierte en extrema derecha, y ahora no son dos grupos los que se confunden, gobierno y FARC, terminan siendo tres grupos.

Ruiz_Senior dijo...

Tal cual. Gracias por su comentario.